viernes, 8 de julio de 2011

Divertirse sin pensar en la felicidad del resto porque ellos no saben lo que uno siente

Un tarde ya más relajada después de decir no a todo y renunciar a mis planes de juventud, decidí con un poco de intención salir a dar una vuelta, no siempre se sabe cuánto estaré en mi ciudad, prefiero conocerla bien antes de marcharme y arrepentirme. El frío fue un poco egoista y la tarde invernal sin piedad se lanzó sobre mí, no podía hacer nada contra la naturaleza más que aceptarla de la mejor forma, así que partí a comprar un abrigo de mala clase, solo para abrigar al frío que sentía, cuando compraba hize unos comentarios de un nivel maduro con un 99.9% de pobreza y bajeza, solo recibí lo mismo, comentarios y sonrisa fingida, qué más podía pedir, si todo estaba dentro del cinismo, continué mi camino, fue algo sin sentido.
Porfin llegó a donde debía, no es como en casa, pero existe tal vez y de vez en cuando cariño de por medio o quizás no, pero siento que sí y eso importa, o no?
Compartí una bebida, un sandwich y un tonto cigarro que cada vez se hace más imprescindible a la hora de comer, después de un par de horas que en ese momento pasaron muy rapido, con el hambre y las palabras que oía no percate muy bien el tiempo del reloj.
Luego de muchos anecdotas, sale a flote lo que inconciente y naturalmente, escuchan tus oídos y te cuestionas la casualidad y lo magnifico e inteligente que es la vida. . . " divertirse sin pensar en la felicidad del resto porque ellos no saben lo que uno siente "
Repentinamente me clavo como un puñal en el cuerpo, sin más que hacer, fui critiquicandome y arrepintiendome de lo que debí hacer, pero aún asi no era para volver de cero y hacer todo de nuevo.
Fue solo levantar una pestaña que permanecía pegada en cada ojo, si pensaramos en entregar felicidad sin llenarnos primero de ella no seria felicidad, si no falsedad.
Así cerre mi tarde-noche con menos pestañas pegadas en mis ojos.

No hay comentarios: